Activo, pasivo y patrimonio neto
La contabilidad es un método de registro de gastos e ingresos, términos como activo, pasivo y patrimonio neto son elementales en la nomenclatura utilizada en esta rama. Seguidamente explicamos a qué nos referimos cuando hablamos de un activo o un pasivo de la empresa, su utilización y cómo muestran la imagen fiel del patrimonio de esta.
¿Qué entendemos por el activo?
El activo de una empresa es el conjunto de bienes y derechos que tiene. Es decir, que son de su propiedad. Pensemos en los bienes que tiene una empresa. Por ejemplo, una nave, las sillas, la mercancía que compra para vender posteriormente a sus clientes, el dinero de caja, el saldo de los bancos, ordenadores, vehículos… Se trata de activos, en este caso materiales, aunque también los hay inmateriales como puede ser el software adquirido para los ordenadores. Por otro lado, al hablar del activo también hacemos referencia a derechos.
Un ejemplo de derechos puede ser el de las deudas que contraen nuestros clientes al comprarnos mercancías a plazo. También cuando el vendedor contrae un derecho de cobro sobre el tercero. Del mismo modo que cuando el cliente salda la deuda, este derecho termina y se convierte en tesorería de caja o saldo de los bancos de la empresa. Por otro lado, al vender la mercancía a nuestros clientes esa parte de nuestro activo en concreto disminuye. Según su naturaleza, los bienes pueden ser activos intangibles, como en el caso de una marca que contiene un valor por sí misma, un software adquirido por la empresa o materiales como un inmueble.
A su vez pueden formar parte del activo fijo o circulante, dependiendo del tiempo que estimemos que permanecerán en la estructura de la empresa. Los inmuebles suelen formar parte del activo fijo o no corriente, mientras que la mercadería y los materiales de fabricación suelen formar parte del activo circulante o corriente. Existen principios fundamentales de contabilidad y valoración de los bienes, con su correspondiente amortización. Estas reglas persiguen que la empresa siempre presente la imagen fiel del patrimonio.
¿Y en qué se traduce el pasivo?
El pasivo de una empresa se compone del conjunto de deudas y obligaciones que tiene en su balance. Dependiendo del plazo puede dividirse entre pasivo fijo o no corriente y pasivo circulante o corriente. Eso sí, entendiéndose que el fijo comprende aquellas obligaciones de largo plazo y los fondos propios de la empresa. Por su parte, el circulante lo componen aquellas deudas que tendremos que ir pagando a lo largo del año. Algunos ejemplos de deuda a largo plazo pueden ser bonos emitidos por una empresa, mientras que el derecho de cobro que el proveedor tiene sobre nosotros es deuda a corto plazo, dado que tiene que ser satisfecha, por lo general, en el plazo de un año.
Al pagar nuestras deudas estamos disminuyendo nuestro pasivo y al adquirir deudas lo aumentamos. La diferencia entre el activo y el conjunto de obligaciones y deudas expresa el patrimonio neto balance o neto patrimonial. Es decir, el valor de lo que se tiene menos lo que se debe. Los componentes principales de este patrimonio neto son los fondos propios aportados por la empresa, las reservas o los beneficios no distribuidos a los socios (cuando no son pagados mediante dividendos a los propietarios de la empresa). Cuando existen pérdidas, se incorporarán posteriormente minorando las reservas de la sociedad.
¿Cómo se registran los activos y pasivos de la empresa?
Como ya hemos comentado anteriormente, la contabilidad tiene unas normas estándares de registro de la información.Cada movimiento en contabilidad queda registrado por un asiento contable. Por ejemplo, cada activo se recoge en un mayor, este mayor tiene una numeración específica y contiene un deber y un haber. Imaginemos un activo al cobrar importes a nuestros clientes que aumentará nuestro activo y se recogerá en el libro mayor correspondiente del banco.
Al pagar a los proveedores ocurrirá al contrario, se disminuirá en nuestro libro mayor como ocurre en nuestra cuenta bancaria. El activo total debe ser igual al pasivo total, y ambos constituyen el balance de situación de una empresa. El balance de situación muestra los bienes, derechos, obligaciones y patrimonio neto de una empresa. Si estamos interesados en consultar esta información podemos leer las cuentas anuales de cualquier empresa cotizada del Ibex 35, ya que tienen la obligación de ser auditadas y presentar las cuentas año tras año.
Activo, pasivo y patrimonio neto. Algunos ratios a tener en cuenta
Dentro de la información que va almacenando la contabilidad y teniendo en cuenta los balances de situación que presente una empresa existen ratios útiles para valorar una empresa. Algunos de los más importantes son la ratio de endeudamiento, el del apalancamiento financiero o el de tesorería, que también es conocido como ratio de liquidez. El de endeudamiento indica la cantidad de deuda soportada entre sus recursos propios. El apalancamiento financiero mide cuándo el endeudamiento para la empresa puede ser positivo. De este modo, si el ratio es >1, la empresa puede endeudarse para aumentar el beneficio, ya que su fórmula tiene en cuenta el beneficio antes de intereses e impuestos en relación con el beneficio antes de impuestos.
Activo, pasivo y patrimonio neto. El fondo de maniobra
Por último, otro valor importante que hay que calcular en una empresa es su fondo de maniobra. Se obtiene al restar del activo circulante el valor del pasivo circulante. Este debe ser positivo en una primera instancia, lo que nos mostrará que puede hacerse frente a las obligaciones a corto plazo, aunque existen excepciones. Por ejemplo, cuando hablamos de empresas que cobran en efectivo pero pagan a sus proveedores a largo plazo, algo que ocurre en el sector de distribución y grandes cadenas de hipermercados.
En estas cobran el importe en efectivo a sus clientes (en el momento de la venta), mientras pueden pagar a sus proveedores a largo plazo (varios meses en algunas ocasiones). La alta rotación hace que consigan financiarse a largo plazo con esta fórmula, por lo que por sí solo no es un dato suficientemente fiable para saber si una empresa se muestra con un balance de situación desequilibrado, debiendo tener en cuenta otras variables como la rotación de la deuda a corto plazo.