En el mundo hay cinco mil millones de personas que son usuarios de Internet. Es decir, más del 60% de la población mundial tiene acceso a la tecnología aunque con notables diferencias según los territorios. No obstante, además del desequilibrio provocado por aspectos económicos y territoriales, existen otros factores sociales que limitan la presencia en este entorno. ¿Te suena la brecha de género digital?
La discriminación por razones de género está presente en los entornos laborales. Según el INE, las mujeres solo ocupan 5,9% de las presidencias en empresas del Ibex 35. Además, ellas tienen menos presencia profesional y, adicionalmente, sus contratos tienen a ser a tiempo parcial. En definitiva, el techo de cristal es una realidad que debemos seguir batallando para acabar con ella.
Sin embargo, a todo lo anterior se suma un desequilibrio en cuanto al entorno digital. Es decir, el acceso a los recursos tecnológicos, la alfabetización y a puestos de trabajo en el ámbito de las tecnologías de la información.
Brecha digital de género: qué es y cómo la percibimos
La brecha digital es la desigualdad que pueden sufrir personas, empresas o territorios en cuanto al acceso a recursos tecnológicos. En este sentido, los afectados carecen de habilidades o competencias digitales en el uso de las TIC.
Si ampliamos este concepto a las diferencias entre hombres y mujeres aparece el término brecha digital de género. Aunque pueda resultar extraño en pleno siglo XXI, no existen las mismas oportunidades para ambos sexos. Además, esto se puede agravar por ciertos factores socioculturales.
En definitiva, hoy hablaremos sobre las diferencias que tienen las mujeres respecto a los hombres en cuanto al acceso a las TIC. ¿Alguna vez habías pensado en esto? ¿Has sufrido en primera persona este tipo de discriminación?
Las tres variantes de la brecha digital de género
Oxfam Intermón hace una categorización en tres tipos brechas digitales de género. Se trata de tres formas en las que las mujeres pueden sufrir esta discriminación en su vida cotidiana. A continuación las explicamos con detalle.
Dificultades económicas, educativas y sociales
Con la expansión de Internet y las TIC en la década de 1990 comenzó a aparecer la brecha digital de género. En este contexto, los recursos económicos se presentan como una dificultad para acceder a esta nueva tecnología que tenía un coste elevado.
Además de esto los factores sociales hacen las mujeres queden relegadas a otros ámbitos. Casi no hay cabida para aquellas que tienen interés en aprender sobre esta área. Por tanto, se da una doble discriminación.
Capacitación en habilidades digitales
Posteriormente, en el cambio de siglo se hace mucho más visible la falta de oportunidades en el contexto educativo. Las mujeres se ven imposibilitadas para recibir una formación en competencias digitales. Por lo tanto, se multiplican las mujeres que son analfabetas digitales.
Tareas que hoy en día son cotidianas como navegar en la red en ese momento se multiplica para ellas. A esto se suman, por supuesto, otros factores como la edad o el lugar de residencia. Sin embargo, en la actualidad esto cada vez es menos frecuente, sobre todo, en los grupos de edad más jóvenes.
Empleabilidad en el sector TIC’s
Probablemente, esta tercera categoría es la más actual en nuestros días. Se trata de la falta de oportunidades laborales en el ámbito de las tecnologías. Según Oxfam Intermón, solo el 13% de del personal que trabaja en este sector es del sexo femenino.
Al igual que la ciencia, el ámbito tecnológico es un territorio donde las mujeres son casi invisibles. Desde que nos formamos hasta que buscamos un empleo, las diferencias son notables. Por este motivo, en este momento el foco debe estar en esta cuestión.
En este sentido, desde IOE queremos contribuir a romper con esta brecha. Por ello, queremos que conozcas nuestros estudios superiores y cursos en el área de la informática. Además, animamos a las empresas a utilizar la formación bonificada para capacitarse en RR.HH. De este modo, podrán trabajar desde dentro la minimización de las desigualdades en las organizaciones.