Cada empresa está compuesta por un número de actividades que le permite el desarrollo de su negocio. Bien puede ser un restaurante, una compañía logística o una agencia de marketing, cada una de ellas estará formada por sus propias tareas. La cadena de valor es un ejemplo de herramienta que permite realizar un análisis estratégico para conocer nuestros puntos más fuertes.
Por ello, esta técnica se utiliza frecuentemente para determinar la ventaja competitiva de las compañías. Asimismo, es muy útil para entender las actividades clave, los costes, entre otras cuestiones. De este modo, se analiza el rendimiento de cada tarea y se puede evaluar la capacidad de diferenciación del resto de competidores.
Origen de la cadena de valor
En el año 1985, Michael Porter, ya conocido por otras técnicas como las “5 fuerzas de Porter”, introdujo el término cadena de valor. En su libro “Ventajas competitivas” trataba el impacto de esta herramienta en la mejora de las valoraciones dentro del mercado.
Su objetivo no fue otro que analizar cuáles eran las principales actividades dentro de una organización. Pero, sobre todo, entender cuáles de ellas era un valor o ventaja. Así fue como se lanzó este término, que en la actualidad es muy utilizado en las compañías de toda índole.
De este modo, se puede diferenciar entre las actividades primarias y las de soporte. Cada una de ellas aportará un valor y generará un coste sobre el producto final, a esto se le denomina margen.
La clave está en detectar cuáles son las actividades que más valor tienen y menor coste generan, obtenido un margen óptimo para el negocio. Para ello, podemos realizar dos categorías: primarias y de soporte (secundarias).
Cadena de valor: ejemplo de actividad primaria y de soporte
Las actividades primarias son aquellas que están directamente relacionadas con la creación de un producto, venta, distribución al cliente final y servicio postventa. Estas se dividen en cinco categorías generales que todos conocemos:
- Logística interna: se encarga de las labores de administrar y almacenar los recursos necesarios para la elaboración del producto. Así como su destitución dentro de la compañía.
- Operaciones productivas: como su nombre indica son todas aquellas que utilizan la materia prima de la logística interna para transformarla y crear el producto.
- Logística externa: la tercera categoría hace referencia a cuando el producto terminado sale de las instalaciones. De igual modo, se contempla la entrega a mayoristas, distribuidores o el cliente final.
- Marketing y ventas: esta actividad es la destinada a promocionar el producto y persuadir a nuestro público. Teniendo en cuenta que el objetivo es que acabe realizando la compra del producto. No son acciones publicitarias, también entrarían en juego los agentes comerciales.
- Otros servicios: esta categoría es como un cajón desastre donde cabe un poco de todo. Se pueden agrupar las tareas de administración, los servicios postventa, la atención al cliente,…
Ejemplo para entender a aplicar el modelo
En primer lugar, para aplicar la cadena de valor es importante realizar una descripción de la situación. Ahí es donde se explica el tipo de compañía, su contexto y se analizan las actividades primarias y de soporte.
Una vez que tenemos claras las actividades es muy importante profundizar en cuales de ellas van a aportar mayor valor y suponen una ventaja competitiva. Cuando hayamos averiguado cuáles son deberemos realizar un plan estratégico e invertir en ellas para seguir mejorando.
Seguidamente, es imprescindible hacer partícipes a los empleados en los nuevos cambios que se hayan podido implementar. Así como formarlos para su correcto desempeño en las diferentes tareas.
Finalmente, como en todas las acciones empresariales es fundamental la medición de los resultados. Tendremos que fijar los indicadores correctos y después analizarlos para comprender si nuestros cambios han sido beneficiosos para la compañía.
La cadena de valor es un ejemplo de herramienta estratégica que cualquier empresa puede utilizar para mejorar su competitividad y resultados. Ahora que sabes esto queremos proponerte algo más…¡estudia un Máster en MBA Dirección de Empresas!
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