A todos nos sucede que en un punto de nuestra vida debemos decidir si avanzar o quedarnos estáticos. En el mundo empresarial siempre ronda la duda de si es mejor ser ambicioso o conformarse con lo que ya tenemos. La inversión financiera siempre asusta ya que el miedo a perder recursos económicos permanece al acecho.
Sin embargo, en la actualidad existen distintos modelos de financiación que tienen pocos o ningún riesgo. De este modo, dan el empujón a los empresarios para construir su negocio o ampliarlo.
En las siguientes líneas vamos a abordar la diferencia entre leasing y renting. Ambos modelos permiten alquilar o arrendar bienes tanto a las compañías como a los particulares. Vamos a desgranar ambos conceptos para conocer sus principales ventajas e inconvenientes. ¿Te interesa?
Buscando la diferencia entre leasing y renting
Tanto el leasing como el renting son una forma de alquilar o arrendar un bien durante un tiempo determinado. En este sentido, ambos conceptos traducidos al castellano, en primera instancia, tienen un significado igual. En muchos países se utilizan como sinónimos.
Sin embargo, si atendemos a los términos anglosajones sí podemos extrapolar algunas diferencias que pueden beneficiar o perjudicar según tus propias necesidades. Veamos cuáles son las principales cuestiones que las hacen distintas.
El renting es un término muy extendido en la actualidad. Quizás, es el que más se asemeja a nuestro concepto de alquiler. Una persona física o jurídica presta un bien a otra que debe pagar una cuota por disfrutar de él.
Se realiza un contrato donde ambas partes fijan la cuantía económica, así como la duración y las condiciones para la utilización de este bien. Al finalizar el acuerdo, el arrendatario no tiene opción a comprar aquello que tenía alquilado.
Por otra parte, el leasing se parece más a lo que comúnmente llamamos “contrato de alquiler con derecho a compra”. En este caso una empresa cede el uso de un bien únicamente a una persona jurídica.
Al igual que el renting se establece un periodo de tiempo para explotar ese bien a cambio de una cantidad económica. Pero al final del contrato sí existe la opción de comprarlo. Además, debe utilizarlo para realizar una actividad económica.
Otra cuestión que separa ambos conceptos es la duración, aunque esto es parte del acuerdo entre ambas partes, existen unas normas. Por ejemplo, el renting oscila entre uno y cinco años; mientras que el leasing tiene una duración mínima de dos años.
Ventajas del renting para empresas
Uno de los principales beneficios del renting es que puedes despreocuparte de los gastos relativos al funcionamiento de los bienes. Por ejemplo, en el caso de un vehículo podrías olvidarte de seguros, gastos de mantenimiento o posibles reparaciones.
Otra de las ventajas de este modelo de financiación es que puedes renovar tus bienes periódicamente. Por lo que está pensado para aquellos productos que su evolución tecnológica sea más rápida y vayan a quedar obsoletos más deprisa.
Además, para las empresas y los autónomos supone una deducción de sus cargas fiscales. Ya que el renting puede reducir el IVA y la cuota mensual.
Puntos a favor del leasing para las organizaciones
Las cuestiones fiscales son beneficiosas para las empresas, ya que puedes deducirte las cuotas pagadas, donde se incluyen amortizaciones o intereses pagados, por ejemplo.
Además, otra de las cuestiones más definitorias, es que tienes opción a adquirir el bien al finalizar el contrato. Asimismo, los bienes arrendados pueden ser muebles o inmuebles.