Robótica, inteligencia artificial (IA), analítica,…son algunos de los detonantes de la Industria 4.0. Esta revolución se caracteriza por integrar las nuevas tecnologías en la producción y las operaciones de las empresas. Un ejemplo dentro de la logística son las etiquetas RFID, que facilitan la identificación en los almacenes.
Las empresas que se quedan al margen de la revolución industrial aumentan sus posibilidades de quedar fuera del mercado. Puede ser complejo realizar un cambio desde los modelos tradicionales a los actuales, sin embargo, la transformación es imprescindible.
Cada negocio debe encontrar las herramientas y técnicas que le permitan mejorar de forma continua. Es decir, no se trata de incorporar todas las novedades tecnológicas, sino detectar cuáles son las que nos beneficiarán.
En el sector de la logística, las etiquetas RFID pueden ser de gran utilidad para aquellas empresas que gestionan y administran almacenes. ¡Veamos por qué!
Etiquetas RFID: qué son y para qué se utilizan
Las etiquetas RFID, como sus siglas indican, son un método de identificación por radiofrecuencia. Es decir, utilizan una tecnología automática para encontrar un producto u objeto de forma inalámbrica dentro de un espacio concreto.
No obstante, una de las características de este sistema es que es multidireccional. Por lo tanto, no es necesario que el lector esté apuntando a la etiqueta directamente para poder leerla.
El funcionamiento de esta tecnología requiere la instalación de una antena de radio y unas etiquetas que contengan un microchip. También son necesarios un lector y un software específico para gestionar la información que este recibe.
Dentro de los almacenes logísticos, las etiquetas RFID contienen unos datos previamente asignados que permiten la identificación del producto. Cuando utilizamos el lector, las etiquetas envían señales de radiofrecuencia y el programa informático interpreta la información.
Además, es clave que estas etiquetas tengan un código de barras único para no duplicar o confundir los productos. Asimismo, pueden incorporar sensores que detecten la temperatura, la luz o la vibración. Esto último puede ser de gran utilidad para productos alimentarios, por ejemplo.
Tipologías de las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID)
Esta tecnología requiere una impresora específica para su diseño. Además, podemos encontrar diferentes tipos según su fuente de alimentación:
- Pasivas: esta es la opción más común debido a que el coste de producción es menor. Su nombre significa que no cuentan con una batería propia y esto permite que su tamaño sea más pequeño. Por lo tanto, se alimentan de la energía del lector y, en consecuencia, son de corto alcance (hasta 15 metros) y desechables.
- Activas: a diferencia de las anteriores, estas sí cuentan con una fuente de alimentación propia, por ello, su señal es mayor. No obstante, su coste de producción es mayor y esto puede ser un hándicap para algunas empresas. Estas etiquetas emiten sus señales en intervalos establecidos.
- Semipasivas: esta última tipología incorpora una pequeña batería, pero no es tan potente como en las etiquetas activas. Esto hace que solo emitan la señal cuando el lector está cerca.
Componentes de las etiquetas RFID
Las etiquetas cuentan con tres componentes principales: el sustrato, la antena y el tipo de circuito integrado (IC). A continuación se los explicamos con detalle.
Sustrato
El sustrato, como puede imaginar, es el material del que se compone. Puede ser metal, plástico,…hay que tener en cuenta el producto y las condiciones a las que vaya a estar expuesta para elegirlo. Por lo tanto, dependiendo de para qué vaya a utilizarse tendrá que cumplir unos requisitos. Además, pueden entregarse en diferentes formatos que se adapten a las necesidades de la empresa.
Antena
La antena que elijamos puede determinar la sensibilidad de la lectura. Por lo tanto, es crucial tener claros cuáles son los objetivos en los procesos para seleccionar aquella que mejor se ajuste a nuestro negocio. Igualmente, la elección puede influir dependiendo de los lectores, los tag a identificar, la posición de las etiquetas,…
Circuito integrado (IC)
Esto está relacionado con la capacidad de la memoria y la seguridad de esta tecnología. Las memorias de poca capacidad pueden ser suficientes en la mayoría de casos, pero siempre hay excepciones que pueden necesitar más.
Aplicaciones y beneficios para el sector de la logística
Las etiquetas RFID son una tecnología aplicable a multitud de procesos. Por ejemplo en la gestión de la cadena de suministro. En este sentido se pueden automatizar trabajos, eliminar tareas o simplificarlas. En definitiva, permite aumentar la productividad, reducir costes y garantizar la trazabilidad.
Dentro de la logística, en los procesos de entrada o salida de productos las etiquetas cumplen un papel protagonista. Se pueden identificar los productos de forma rápida y fiable. Se puede gestionar los stocks del almacén y optimizar los tiempos de preparación de pedidos.
En este mismo sentido, en el sector del retail también mejora la gestión de los inventarios. Permite evitar la rotura de stock y a la vez mejora la experiencia de compra gracias a que los clientes pueden tener acceso a información en tiempo real de los productos. Al mismo tiempo, pueden utilizarse como sistemas antirrobo.
Estos son solo algunos de los ejemplos donde son aplicables estas tecnologías, pero son muchos y cada vez más. Si quieres introducirte en este sector en plena expansión, no dudes en formarte con nuestros estudios en logística.