Igualdad de género… Ni derecho a voto, ni acceso a la educación, tampoco podían manejar sus cuentas. Esta era la realidad de las mujeres a finales del siglo XIX. Las condiciones abusivas de este siglo tuvieron como consecuencia el auge de las protestas obreras encabezadas por mujeres.
La historia se remonta hasta 1857. En ese año las trabajadoras textiles se manifestaron contra las condiciones laborales opresivas. Pedían un recorte del horario y abolir el trabajo infantil.
Las reivindicaciones continuaron. Sin embargo, el momento más cruel en esta lucha feminista se dio en 1911. La fábrica de camisas Triangle Shirwaist de Nueva York se incendió con sus trabajadoras dentro. Las puertas estaban selladas y no pudieron escapar de las llamas.
Este capítulo fue el punto de inflexión. Se instauraron nuevas normas de seguridad y salud laboral en los Estados Unidos.
Muchos son los precedentes que sentaron las bases del que ahora denominamos día Internacional de la Mujer. En Europa destaca la figura de Rosa de Luxemburgo. En aquellos años, las fervientes defensoras del feminismo solo fijaron el mes para la celebración: marzo.
Finalmente, las Naciones Unidas fijaron el 8 de marzo de 1975 el Día Internacional de la Mujer. En Estados Unidos se declaró oficialmente en 1994.
Pero, ¿esto fue suficiente?
Evolución de la igualdad de género en España
La igualdad de género es definida como:
«…la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños”.
La Oficina del Asesor Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer (OSAGI) reconoce que las obligaciones y los derechos no dependen del sexo.
Para lograr la equidad entre hombres y mujeres se promulgó la Ley Orgánica 3/2007. La denominada Ley de Igualdad de Género está basada en el artículo 14 de la Constitución Española. Este promueve el derecho a la igualdad y no discriminación por razones de sexo.
Además, el artículo 9 hace referencia a las obligaciones legales del Estado para realizar acciones que logren la igualdad real.
En relación con todo lo anteriormente mencionado, esta ley hizo especial hincapié en resolver estos problemas. Por ejemplo, destacan las siguientes medidas:
- El Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2014-2016.
- Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres.
- Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero. Recopila, difunde y reconoce proyectos promovidos por mujeres del sector para que sirvan de ejemplo e inspiración para nuevas emprendedoras.
- Plan para la Promoción de las Mujeres en el Medio Rural 2015-2018.
- Programa “CERES” de formación en alfabetización digital y empoderamiento de las mujeres rurales.
Pero, ¿cuál es la realidad actual?
Política y mujeres
La relación entre la política y las mujeres comienza a finales del siglo XIX. Con el reconocimiento al voto llegó la igualdad de oportunidades, al menos en teoría. Actualmente, la participación femenina ha aumentado notablemente, sin embargo continua siento baja.
La citada ley de igualdad establece que las candidaturas electorales no podrán estar integradas por un sexo en porcentajes inferiores al 40% y superiores al 60%. También ha aumentado el número de mujeres en el Gobierno. El perfil femenino ocupa 11 de los 22 ministerios. Además, ocupan puestos de especial relevancia.
Sin embargo, el número de alcaldesas es más reducido. Aunque es importante destacar que los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona están dirigidos por mujeres.
La igualdad de género en la educación
En el ámbito educativo la tasa de mujeres es superior durante toda la enseñanza. En los estudios universitarios, el 55% del alumnado es femenino frente al 45% masculino. Las universitarias aprueban más. Cerca de 10 puntos por encima de los varones. Por ello, de cada 10 graduados, 6 son mujeres.
Además, las mujeres sobresalen en todas las ramas de conocimiento salvo la ingeniería y la arquitectura. Aunque los porcentajes están avanzando hacia el equilibrio entre hombres y mujeres.
En la docencia universitaria tan solo hay 11 rectoras de un total de 76. Y por cada 100 catedráticos solo 20 son mujeres. Sin embargo, si no fijamos en los puestos no universitarios, la balanza se gira: el 71% son profesoras.
La vida laboral femenina
La inserción laboral de la mujer es cada vez mayor. En el periodo comprendido entre 2014 hasta 2018 la tasa de paro descendió cerca de 8 puntos. De igual modo, las mujeres sufren más el paro que los hombres.
Según el Ministerio de Empleo, en todos los grupos de edad los datos de empleabilidad favorecen al perfil masculino. Aunque esta tasa en mujeres ha sufrido una evolución positiva, alcanzando el 53,06% en 2018, sigue por debajo de la masculina. La masculina aumentó un 6,3 puntos; mientras que la femenina solo 4,4 puntos.
En lo referente a los salarios, el Instituto de la Mujer destaca que existe una diferencia de un 22% entre hombre y mujeres. En cifras económicas se traduce en casi 6.000 euros entre el salario de ambos géneros.
A través de las medidas de la Ley Orgánica 3/2007 se intenta paliar estas desigualdades. Por ejemplo, la subida del Salario Mínimo Interprofesional tiene un impacto directo en las trabajadoras. Ya que estas, suelen ocupar puestos precarios, temporales y mal remunerados.
Por otra parte, la Ley de Igualdad de Género obliga a las empresas a establecer medidas para garantizar la equidad en todos los ámbitos. Los Planes de Igualdad en las organizaciones facilitan el desarrollo de estos preceptos.
Estos planes ponen de relieve qué hacer y cómo hacerlo. Además, fijan a los responsables para su cumplimiento. Se trata de un plan de acción para garantizar que las medidas se implanten.
Esto ha supuesto un cambio social importante. La conciencia en las instituciones cada vez es mayor. Esto se observa en la mejora de las estadísticas. Aunque continúan siendo insuficientes, hasta la igualdad de género real.
El papel de las empresas en la lucha feminista
La igualdad laboral es una batalla presente en el ámbito político, social, cultural…y empresarial. Las mujeres continúan teniendo más trabas que los hombres en el plano del trabajo. Por este motivo, la consecución de la igualdad de género efectiva pasa también por el modo de actuar de las organizaciones.
La Agenda 2030 propone en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la igualdad de género. En definitiva, estas metas sirven para incentivar a todos los agentes de la sociedad para alcanzar la equidad.
En este sentido, el VII Informe de medición de impacto social de las empresas, el 61% de las organizaciones trabajan en iniciativas que logren la igualdad de género. Es reconfortante pensar que más de la mitad de las compañías han adquirido conciencia sobre este asunto.
Responsabilidad Social Corporativa e igualdad de género
Según el citado informe, las empresas españolas invirtieron en el año 2019 en RSC cerca de 1.500 millones de euros. Esto es el reflejo del compromiso real más allá de la obligatoriedad legislativa.
La RSC es un valor añadido para las empresas, que buscan adaptarse a la transformación social actual y liderar un futuro justo para hombres y mujeres.
En relación de la igualdad de género, la responsabilidad social corporativa es el modo de ir más allá de lo que la legislación ordena. Es decir, de realizar un esfuerzo mayor por lograr la equidad.
Entonces, ¿qué medidas puede adoptar una compañía para la lucha contra la desigualdad de género?
En primera instancia las empresas deben cumplir las normas estipuladas por la legislación nacional. En España, los Planes de Igualdad son obligatorios dependiendo del tamaño de la empresa.
Además, a finales del año pasado se aprobó un decreto que exigía a todas las organizaciones independientemente de su número de empleados que realizaran una valoración de los puestos de trabajo en pro de alcanzar la igualdad retributiva.
Sin embargo, a través de la RSC las empresas pueden organizar iniciativas que contribuyan a la igualdad de género, y en definitiva, al bienestar laboral y social. Por ejemplo:
- Promover la representación equitativa dentro de la empresa.
- Incentivar el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad.
- Formar a los empleados en materia de igualdad para que sean conscientes de la realidad y cómo pueden formar parte de la solución.
- Prevenir conductas inadecuadas por acoso por razón de sexo.
- Establecer medidas de conciliación que favorezcan el bienestar personal y laboral de los trabajadores.
En conclusión, como resume uno de los artículos de la revista del Ministerio de Trabajo: “No debemos considerar la igualdad entre hombres y mujeres como una reivindicación feminista cargada de connotaciones morales, sino como un requisito esencial para el desarrollo económico eficiente”.