El término layout está relacionado con el diseño. Más concretamente es el modo en el que se distribuyen los elementos y las formas. Según su traducción del inglés, hablamos de “plan”, «distribución” o “diseño”. ¿Entonces podemos aplicar este concepto a más ámbitos?
¡Sí! Aunque está ligado inicialmente a otra disciplina, al tratarse de una representación de cómo se distribuye un espacio, es perfecto para el sector de la logística. Esta herramienta permite plasmar el diseño del producto, por ejemplo, un almacén.
De esta forma, puede plantearse sobre papel, u ordenador, un primer esquema genérico que evite errores posteriores. Con las ventajas que eso conlleva: ahorro de tiempo, costes, optimización,…
Los almacenes, una pieza fundamental en la cadena de suministro
Vivimos en un entorno VUCA con cambios constantes. Además, los consumidores cada vez más demandan el “aquí y ahora”. Por estos motivos, una buena planificación dentro de los almacenes es el primer paso para cubrir las necesidades de los clientes y satisfacerlos.
El papel de los almacenes no es otro que guardar los bienes para su posterior envío a los clientes. ¿Qué sucede si no están bien colocados? ¿O si no tienen un localizador adecuado? ¿Y si se mezclan los productos?
Todas estas cuestiones afectarán al rendimiento de la actividad dentro del almacén, pero también en el exterior. Podría dificultar encontrar productos y, en consecuencia, retrasar los envíos. Para terminar…¡cliente insatisfecho!
Este es solo un ejemplo de lo que puede suceder si se cuenta con un diseño inadecuado o mal planificado. No obstante, herramientas como el layout limitan los errores optimizando el espacio al máximo.
Un correcto layout de almacén permite planificar el espacio disponible en este momento y con vistas al futuro. Esto afecta a factores como los siguientes:
- Aprovechamiento del espacio disponible de forma eficiente.
- Control de las mercancías disponibles en el almacén.
- Minimizar la manipulación de los bienes.
- Maximizar la flexibilidad para ubicar los productos.
Configuración de un layout de almacen
Existen unas premisas clave para configurar el layout de un almacén de logística. En primer lugar, en cuanto a la distribución, los productos se ubican teniendo en cuenta los factores de peso y volumen.
Aunque suene evidente, lo más pesado se situará en la parte inferior y lo más ligero en la superior. Al mismo tiempo, dentro de este grupo pesado es interesante que cuente con su propio espacio para facilitar los procesos de traslado o manipulación.
Por otra parte, los productos con mayor rotación deben estar lo más accesibles posible para su rápida localización. Otra evidencia olvidada: tener en cuenta las medidas de seguridad.
Este punto puede que sea el más relevante ya que nuestra salud laboral es imprescindible. Pero también lo es garantizar el buen estado de los productos para no ocasionar daños y, en definitiva, pérdidas económicas.
Las partes de un almacén logístico
El layout no se centra únicamente a la zona donde almacenamos los productos. En un almacén logístico podemos encontrar distintos espacios y cada uno cuenta con una funcionalidad específica. Y como estarás pensando, su distribución es clave para optimizar los procesos.
Evidentemente no todos los almacenes son iguales, dependiendo de distintos factores se organizan de un modo u otro. Sin embargo, de forma general cuentan con las siguientes áreas:
- Recepción: aquí es donde se recibe la mercancía en primera instancia y, por tanto, debe situarse cerca de los muelles o zonas de descarga. Se identificará la carga y se realizará la clasificación.
- Almacenamiento: esta es la parte de la que ya hemos hablado, es el lugar donde se quedan los productos hasta que son enviados al cliente. Es necesario que sea accesible y fácilmente localizable.
- Preparación de pedidos: también se le denomina zona de picking. Aquí se prepara la mercancía para la salida del almacén hacia un nuevo destino.
- Expedición: esta es la continuación de la preparación, donde los pedidos se embalan y etiquetan para ser cargados en el transporte.
- Zonas auxiliares: estas son áreas que no tienen tanto valor en el proceso de almacén, pero que son relevantes para la plantilla. Por ejemplo, vestuarios, oficinas, zonas de descanso,…
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