Para poder definir y entender correctamente en qué consiste la dirección estratégica, debemos empezar por definir qué es la estrategia. La palabra estrategia proviene del griego strategós, que significa dirigir un ejército. Kenichi Ohmae en su libro “The Mind of Strategist” propone que:
“La estrategia empresarial, en una palabra, es ventaja competitiva. El único propósito de la planificación estratégica es permitir que la empresa obtenga, tan eficazmente como sea posible, una ventaja sostenible sobre sus competidores. La estrategia corporativa supone, así, un intento de alterar las fortalezas relativas de la compañía para distanciarse de sus competidores de la manera más eficiente”.
Ahora ya podemos decir que la dirección estratégica es el proceso que, mediante las funciones de análisis, planificación, organización, ejecución y control persigue la consecución de una ventaja competitiva sostenible en el tiempo y defendible frente a la competencia, a través de la adecuación de los recursos y capacidades de la empresa y su entorno, a fin de satisfacer los objetivos de los múltiples grupos participantes en la organización.
Dirección Estratégica en la empresa
La dirección estratégica en la empresa se centra en tres cuestiones básicas. Estos puntos son fundamentales en la dirección empresarial: análisis, formulación de la estrategia e implantación de las estrategias. Los fundamentos básicos de la dirección estratégica empiezan por definir el concepto de estrategia, así como su procedencia. Determinar los niveles también es un aspecto clave de la estrategia. A continuación, se identifican cómo puede influir la dirección estratégica en distintos contextos. No es lo mismo preparar una estrategia empresarial para una pequeña empresa que para una multinacional.
Tampoco para una empresa del sector público, del sector privado o para una organización sin ánimo de lucro. Dependiendo del contexto la dirección de la empresa debe enfocar sus tácticas en uno u otro sentido. A través de la misión, la empresa intenta establecer las bases y personalidad del negocio. Su visión, sus metas y las ambiciones futuras que desea alcanzar. Con los objetivos y valores, la empresa establece sus principios de actuación. La dirección estratégica también se centra en los factores que influyen en el proceso de planificación estratégica. Estos factores son parte activa del día a día de la organización.
Análisis Estratégico: la planificación
Es de vital importancia analizar el entorno de la empresa. Sin tener en cuenta este factor no sería posible llevar a cabo una buena dirección estratégica. Un buen análisis del entorno de la empresa conlleva un análisis del entorno externo e interno.
- En el análisis externo se analizará el macroentorno. Existen varias técnicas, aunque la que más información práctica revelará a la empresa serán las “5 Fuerzas de Porter”.
- Para un detallado análisis interno la dirección estratégica se basa en un buen análisis funcional y en la cadena de valor de Porter.
La empresa también puede utilizar el “Benchmarking” como herramienta de análisis de la competencia y adaptación de sus buenas prácticas. Con un buen análisis del entorno, la dirección estratégica estará mejor preparada para hacer frente a sus competidores. De este modo, podrá obtenerse una ventaja competitiva para atraer a los consumidores. Este análisis es fundamental para que la dirección estratégica tome mejores decisiones. Estas decisiones estarán basadas en un exhaustivo análisis de la compañía y de los factores que interfieren en ella.
Formulación de la Estrategia: la toma de decisiones
Tras el análisis del entorno, es necesario que la dirección estratégica formule un buen plan estratégico. Este plan servirá para orientar a la empresa en la dirección correcta y poder cumplir los objetivos marcados. Para ello es necesario realizar una serie de pasos. En primer lugar, hay que determinar la estrategia que seguirá la empresa respecto a sus productos o servicios y como quiere enfrentarse al resto de competidores. Para ello la empresa se basará en la “Matriz de Ansoff”. A continuación, la empresa ha de buscar ventajas competitivas que le posicionen por delante en el mercado, a través de las propuestas de Porter.
Otra alternativa para formular una estrategia de diferenciación en el mercado, es a través del “Reloj estratégico de Bowman”. Para formular una estrategia u otra es importante determinar el momento de mercado, para ello es preciso tener en cuenta la matriz del ciclo de vida. Con todos estos conceptos la empresa utilizará las conclusiones extraídas y las unirá a la “Matriz DAFO”. Esta matriz, con el fin de seleccionar las mejores estrategias, consiste en un análisis interno, donde determinará sus fortalezas y debilidades, y un análisis externo, para determinar las oportunidades y amenazas que presenta el mercado.
Implantación de la Estrategia: el plan de acción
Finalmente, tras analizar el entorno y plantear varias estrategias es el momento de llevarlas a la práctica. Para ello, la dirección estratégica debe seguir una serie de pasos para la correcta implantación, empezando por la aceptabilidad estratégica. La aceptabilidad estratégica es un análisis que se realiza durante el proceso de evaluación y selección de estrategias. Dicho análisis se realiza para descubrir las diferentes alternativas estratégicas que son aceptables por los Stakeholders (grupos de interés de la empresa) de la empresa. Una estrategia es aceptable por los grupos de interés, cuando con ella esperan mejorar su situación. Para ello la dirección estratégica debe evaluar conceptos como el rendimiento esperado, el riesgo asociado y las reacciones de los Stakeholders.
A continuación, es preciso establecer un plan de acción. Se puede utilizar la “matriz de priorización de Eisenhower”. Esta estrategia prioriza las tareas a realizar por la empresa en función de la urgencia o importancia de éstas. En ocasiones, la empresa también necesita utilizar los “métodos de Pert y Gantt” como análisis detallado de todas y cada una de las múltiples tareas que integran la actividad de la empresa. Establecer una correcta estructura organizativa es necesario para optimizar el proceso productivo de la empresa, así como el cuadro de mando integral o un mapa estratégico. Con la realización de estas buenas prácticas, la dirección estratégica ya estará preparada para implantar y llevar a cabo la estrategia elegida.
Funciones de la Dirección Estratégica
Como conclusión podemos decir que la dirección estratégica realiza:
- Un análisis interno y externo de la compañía.
- Identifica y aprovecha las ventajas competitivas que le proporcionen a la empresa cierto valor añadido frente a sus competidores.
- Diseña un buen plan estratégico para la empresa en función del tipo de empresa del que se trate.
- Determina cuál es la manera más óptima de diferenciarse de los competidores para agradar a sus consumidores.
- Analiza las fortalezas de la empresa para utilizarlas en su beneficio.
- Descubre las debilidades para poder ponerles remedio y que no interfieran en la estrategia.
- Identifica las oportunidades que ofrece el mercado para poder aprovecharlas antes que los competidores que claramente serán una amenaza para la empresa.
- Estructura la empresa adecuadamente para implantar y llevar a cabo la nueva estrategia elegida para alcanzar las metas de la organización.
Ventajas de una buena Dirección Estratégica
- Acerca a la empresa a sus objetivos: la dirección estratégica tiene como finalidad ayudar a la empresa a obtener y cumplir sus metas. Para ello, analiza, plantea e implanta una serie de estrategias que le proporcionan los recursos necesarios para obtener sus objetivos.
- Mejora de calidad: con en análisis interno y externo reestructura las partes débiles de la empresa. Con ello consigue aumentar su productividad, reducir sus costes, y obtener ventajas competitivas frente a la competencia, lo que mejora la calidad del trabajo y del producto final.
- Minimiza riesgos: el tener un plan estratégico tan elaborado, ayuda a reducir costes para ser más competitivo.
- Impulsa la mejora continua: intenta minimizar costes, mejora la calidad, satisface al consumidor, aumenta cuota de mercado, y por ende, aumento de rentabilidad. Un buen plan estratégico optimiza todos los recursos de la empresa para facilitar la tarea de alcanzar los objetivos.
- Mejora la capacidad de reacción: la estrategia puesta en marcha en la empresa incrementará la capacidad de reacción.
- Adaptación al entorno cambiante: ante un entorno cambiante como es el mercado una adecuada estrategia empresarial, aumentará la velocidad de adaptación y reacción de la empresa frente a sus competidores o cualquier adversidad.