Vivimos de prestado en la Tierra. No es nada nuevo decir que nuestra estancia aquí es limitada, no obstante, nuestro rastro puede quedar de por vida. Nuestras acciones generan un impacto en el entorno y condicionan la biocapacidad del planeta. Por eso es el momento de preguntarnos qué es la huella ecológica y cómo podemos minimizarla.
Lo primero es asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva. El desarrollo de nuestra vida en este momento compromete la salud de la Tierra y, por ende, la nuestra propia. ¿Pero podemos hacer algo?
No podemos volver atrás y arreglar los problemas. Pero sí podemos evitar el daño en el futuro. Por eso debemos ser conscientes de la situación actual para poder tomar medidas que garanticen la sostenibilidad.
¿Qué es la huella ecológica y por qué debe preocuparnos?
Se trata de un indicador que mide el impacto que generamos sobre el entorno. Es decir, cómo afectan nuestras acciones en todos los ámbitos al planeta. Se expresa como “la cantidad de terrero biológicamente productivo que se necesita por persona para producir los recursos necesarios para mantener su estilo de vida”.
El problema está en que actualmente consumimos más recursos de los que se producen. Cada vez agotamos antes nuestro “cupo” de terreno. Cuando sucede esto se denomina el Día de la sobrecapacidad.
Este año el día señalado fue el pasado 25 de mayo. Desde entonces estamos utilizando recursos que no tenemos. Y lo peor es que esto sucede en prácticamente todo el planeta. El primero en quedarse a cero en este contador, como viene siendo habitual, fue Qatar.
En el otro extremo, según el último Informe Planeta Vivo 2020, aquellos que tienen un modo de vida más respetuoso con el medioambiente son los países como Santo Tomé y Príncipe, Indonesia, el Chad y Guinea.
La cuestión es que, de forma general, para mantener este ritmo de vida se necesitan aproximadamente 1,7 planetas a nuestra disposición. Eso sí, haciendo una media. De forma independiente, solo Qatar necesitaría 9 planetas, frente a los 2,6 de España.
¿Qué significan los datos?
Puedes pensar que esto no te afecta directamente, qué tu vida no ha cambiado porque consumamos más recursos. Pero sí lo ha hecho y lo seguirá haciendo. Para empezar la población de especies vertebradas se ha reducido casi un 70% desde el año 1970. Es decir, la biodiversidad del planeta está en peligro.
¿Y qué tiene que ver esto con los seres humanos? Nuestra salud depende de la naturaleza. Obtenemos alimentos, energía, recursos hídricos, aire para respirar,…nuestra vida está comprometida sin esto.
Las modificaciones del medio para suponen profundos problemas a corto, medio y largo plazo. La deforestación para construir, la agricultura insostenible, la construcción en lugares protegidos, la contaminación de los recursos hídricos,…
¿Cómo podemos reducir la huella ecológica?
La primera forma de reducir nuestro impacto es tomar conciencia. Es decir, saber cuál es nuestra responsabilidad, cuáles son nuestros actos y entender el motivo por los que son perjudiciales.
Desde este punto de vista, las personas y las empresas podremos empezar a cambiar el futuro de nuestro planeta. Tanto a nivel colectivo como individual, podemos modificar nuestra forma de vida en aspectos simples pero de gran relevancia para el entorno:
- Utilizar transporte sostenible: dentro de esta opción también es importante priorizar los menos contaminantes como el tren frente al avión, por ejemplo.
- Caminar o desplazarse en bicicleta: además de evitar contaminar, es beneficioso para la salud.
- Vivienda sostenible: reciclar, recurrir a materiales aislantes, aparatos de eficiencia energética,…
- Reducir el consumo de alimentos cárnicos, procesados o con pesticidas. Así como apostar por los productos de proximidad y de temporada.
Pero además de estas acciones, las empresas son muy responsables de implantar procedimientos que sean respetuosos con el planeta. Y los consumidores deberíamos ser cada vez más críticos en este sentido y valorar a los que ponen su esfuerzo en ello.
Estudios como nuestro Máster en Energías Renovables y Gestión del Medio Ambiente pueden ayudar a las compañías a reducir su huella ecológica. Convirtiéndose en referentes en la industria y, en definitiva, mejorando la calidad de vida y sus resultados.