¿Eres de los que necesita silencio absoluto para concentrarse o, por el contrario, necesitas escuchar música? Cada persona tiene sus propios hábitos y conoce mejor cómo sacar partido a sus horas más activas. Aunque quizás hay técnicas o recursos que aún no conoces: ¿sabes qué puede aportarte el ruido blanco para estudiar?
En un buen proceso de estudio influyen diferentes factores como el dónde, el cuándo, o el con quién. A veces puede parecer irrelevante pensar en estas cuestiones, pero te garantizamos que tienen un gran impacto en el aprendizaje y la productividad.
Cuanto mejor elijas el entorno donde vas a estudiar y los recursos que necesitas, mejores resultados podrás obtener. Optimizarás tus esfuerzos y evitarás sentirte frustrado por no avanzar como esperabas.
Los hábitos saludables
Un hábito o una rutina es un comportamiento aprendido y, que tras su repetición, se convierte en una acción automática. Es decir, es algo que nuestro cerebro entiende y lo ejecuta de manera natural. No obstante, llegar a crear esta conducta requiere al menos 21 días de esfuerzo constante e implicación.
Para lograr hábitos saludables en el trabajo, en el estudio o en la vida personal hay que implicarse totalmente. No importa si lo que buscas es mejorar la alimentación, realizar ejercicio o ser más productivo, hay que ser constante y tener claro que será positivo para la salud.
Teniendo esto en cuenta, en el estudio podemos introducir rutinas que nos permitan sentirnos bien con nosotros mismos al tiempo que somos productivos. De este modo, podremos evitar frustraciones y lograr los objetivos. Algunos de ellas pueden ser:
- Dormir ocho horas.
- Organizar el estudio diario.
- Disponer de todos los materiales necesarios.
- Repasar frecuentemente.
- Aplicar técnicas de estudio (Pomodoro, brainstorming, mapas mentales,…).
Encuentra el entorno adecuado para el estudio
Las recomendaciones anteriores tienen más que ver con la conducta ante el estudio. Es decir, con el bienestar personal para afrontar el esfuerzo que requiere la concentración para aprender.
No obstante, hay que tener en cuenta que estos factores influyen antes, durante y después del estudio. Por ejemplo, dormir bien afecta a cómo se afronta, pero también las ganas que tenemos previamente.
A continuación vamos a profundizar en la importancia de un entorno adecuado. En este sentido, cada persona debe identificar qué espacio le resulta más cómodo y tiene los recursos necesarios para realizar sus tareas.
Evidentemente no será igual el proceso de estudio de un diseñador gráfico que necesita software específicos para aprender, que un estudiante de medicina que necesite un laboratorio. Sin embargo, a la hora de adquirir conocimientos teóricos o necesitar una gran concentración existen herramientas que pueden ayudar a todos independientemente del área de conocimiento.
Por lo tanto, para conseguir que nuestro espacio de estudio sea adecuado debes tener en cuenta que tenga los recursos necesarios: escritorio y silla. Además de una luz adecuada y esté correctamente ventilado. Por último, no te olvides de que el ambiente sea tranquilo y te permita concentrarte. Para ello, por ejemplo, puedes utilizar olores a través de velas perfumadas o el ruido blanco.
Ruido blanco para estudiar
El sonido blanco es cualquier ruido que contiene todas las frecuencias y tienen la misma potencia. Por ejemplo, puede ser el sonido del televisor sin sintonizar, las olas del mar o el sonido de la lluvia.
El ruido blanco permite que el nivel del umbral auditivo llegue a su velocidad máxima. Esto se traduce en que este sonido puede “bloquear” el resto de ruidos de fondo. Por lo tanto, otros estímulos más intensos no tienen tanta capacidad de activar la corteza cerebral.
En este sentido, el ruido blanco tiene muchos usos para estudiar y concentrarse. Algunos de sus beneficios más destacados son las siguientes:
- Camufla otros ruidos.
- Favorece a la concentración.
- Previene sobresaltos.
- Incrementa la sensación de calma.